“El Son no puede morir”
“El Son no puede morir” sentencio Bebo Bacallao al
acucioso investigador Ricardo Oropesa en entrevista realizada
el 4 de febrero de 2004. La sabiduría de sus palabras estaba
avalada por el largo camino recorrido junto a su padre desde que
en el año 59 -aun siendo un muchacho- integrara el emblemático
Septeto Típico de Sones. Heredero y continuador del legendario
Antonio Bacallao Alcázar a partir de que en 1967 tomo las
riendas de la agrupación, en sus manos recayó la
responsabilidad de conservar íntegro el formato instrumental
y la sonoridad primaria del Son, considerado una joya de la música
tradicional cuyo símbolo de mayor autenticidad es la Botijuela,
instrumento sui géneris que aprendió a tocar observando
las habilidades y destreza de su padre pero, sobre todo, la técnica
que utilizaba… y aunque todavía no ha descubierto
el secreto logro -sin proponérselo- ejecutar la botija
con la misma maestría con que lo hizo el.
Curiosamente ha transcurrido una década
de aquella entrevista, y a sus 90 años de fundado el Septeto
Típico de Sones continua cultivando y difundiendo por toda
Cuba “un son crudo” como el suele llamarle constituyendo
un paradigma de la cultura cubana.
El sonar de voces e instrumentos sirve de preámbulo…
La pareja entrelazada no puede resistirse al contagioso ritmo
y cadenciosa melodía… los pies van marcando los compases
de 2/4… El son es lo más sublime para el alma divertir…
vocaliza el nonagenario Ernesto Oliva Rodríguez, cantante
y voz líder… lo mismo aprisa que despacito, cuando
lo bailo con mi chiquita contenta dice: suavecito, suavecito,
suavecito es como me gusta a mí…
¿Quien dijo que al Son le estaba llegando
el fin? En Cuba, la cuna del Son ¡No!
Perdurara en las geniales letras de las canciones compuestas por
insignes cultores del género como: Ignacio Piñeiro,
Miguel Matamoros, Benny More; en las inmortales voces de Miguelito
Cuni, de Chapotin, de Arsenio Rodríguez, entre otros; en
las jóvenes generaciones de músicos porque en sus
manos esta descubrir que la huella dejada por África en
nuestra música va mas allá de ritmos y tambores.
Coexistirá en el espíritu, el canto y la psicología
de nuestro pueblo, ese que sabe que el son es un baile absolutamente
popular que hay que preservar porque forma parte de nuestra identidad
y lo que nos define, también, ante el mundo como cubanos.
¡Definitivamente el Son no puede morir!
Ahí están los integrantes de la veterana agrupación
para legitimarlo… Con ellos habrá Septeto Típico
para rato.
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AL COMPAS DEL SON Y LA TRADICION
En una de las más concurridas esquinas del centro histórico
capitalino justo donde se interceptan la populosa y abigarrada
calle Obispo y de los Mercaderes, el ingenio del hombre, la historia
y la tradición confluyen –en un mismo espacio- para
acercarnos a tres de las mas emblemáticas edificaciones
de la otrora villa: la primera Real y Pontificia Universidad de
la Habana, el afamado Hotel Ambos Mundos, y el fastuoso Palacio
de los Capitanes Generales…
En este variopinto entorno arrolladoras y coloridas comparsas,
estatuas vivientes, y palomas que revoletean y comen de la mano
de niños y jóvenes hacen las delicias tanto de nacionales
como extranjeros. El heterogéneo publico se aglutina alrededor
de los guías para conocer sobre historia, arquitectura,
arte y tradición o escuchar fabulosas anécdotas
de corsarios y piratas o las aventuras de uno de los mas celebres
escritores del continente, autor del Viejo y el Mar, el reconocido
escritor y periodista norteamericano Ernest Hemingway.
Sin embargo en un país tan musical como Cuba, la música,
como siempre, marca la diferencia… Bajo los frondosos árboles
del entorno citadino se puede escuchar también buena música
¡Y qué música! El son en su más pura
expresión tradicional en la sonoridad inconfundible del
Septeto Típico de Sones. Agrupación eminentemente
sonera cuyos integrantes son amplios conocedores de los géneros
que interpretan y dominan a la perfección los instrumentos
que ejecutan: tres, clave, trompeta, guitarra y bongo, pero sin
lugar a dudas, los que mas se destacan son la marimbula y la botija
o botijuela ejecutada con maestría desde hace mas de 40
años por Francisco Bacallao, hijo del legendario músico
Antonio Bacallao, uno de los principales fundadores de la agrupación
que esta cumpliendo este 2014 sus 90 años de creada. La
exquisita afinación y el impecable equilibrio sonoro entre
voces e instrumentos de temas muy populares como: Son de la Loma,
Suavecito de Miguel Matamoros e Ignacio Piñeiro, respectivamente,
o El Panquelero, El cuarto de Tula, A la loma de Belén
de otros grandes del genero atraen y seducen a cuanto transeúnte
pasa por el lugar en busca de conocimientos o simplemente de un
sano esparcimiento y al compás del son y la tradición
se transportan en el tiempo a los orígenes mismos de este
genero surgido en la década del 20.
Continuara…
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